viernes, 1 de abril de 2016

                              Calles de Sayula olvidadas
Por Rodrigo Carrión Grajeda

Aunque son bastantes los años que su servidor tiene radicando y trabajando en esta bonita y progresista delegación de Usmajac, no crea que se me ha olvidado visitar de vez en cuando las calles que muchas veces transité de niño y cuando joven principalmente las calles aledañas al centro de la ciudad  en su lado norte. La calle 5 de mayo y su famosa "pilita", la Ramón Corona y el puente de la "viguita", la calle Escobedo hoy bien arreglada hasta la Cruz del Cuarto  y por supuesto una  de las calles más antiguas sin lugar a duda es la calle Porfirio Díaz y el barrio de la "Palmita", calle donde vi la primera luz gracias a Dios a mediados del siglo pasado. Desafortunadamente la calle Porfirio Díaz ha estado olvidada por anteriores autoridades municipales y al parecer también por las actuales pues a la fecha no se ha merecido una manita de gato en dos de sus cuadras dando una aspecto deplorable y sucio a propios y gente que nos visitan principalmente durante las fiestas como las actuales de Ramos y el pasado carnaval.  La verdad que no entiendo el porqué de tal olvido, pues siendo esta calle de las más céntricas con que cuenta nuestro municipio, la tengan como la tienen toda descuidada. Otra de las calles con bastante tráfico en doble sentido, es la calle Montenegro antigua e histórica entrada principal a Sayula viniendo de la capitán Guadalajara donde se encuentra uno de los símbolos más representativos del rumbo como es el famoso árbol llamado el "salatón". Pues a pesar de que cuenta con pavimento ecológico,  dicho pavimento ya un poco deteriorado de poco sirve pues lo colocaron al centro de la calle invadiendo parte donde se estacionan los vehículos y entorpeciendo de gran manera el tráfico normal que por esta calle circula abundantemente.  Lo de reparar el puente "de Medrano" fue un gran acierto de parte de las autoridades municipales, ya que por este puente forzosamente tienen que pasar camiones pesados procedentes de las parcelas ubicadas en el también antiguo camino real de Colima donde se encuentra el famoso árbol el "Salaton". Estas y otras tantas calles importantes y funcionales a mi juicio han estado olvidadas de un tiempo a la fecha en nuestro querido Sayula por las autoridades municipales actuales y anteriores, aunque les dire que no por eso se tiene que dejar sin invertir en otras calles del municipio, ya que todas las calles de cualquier población son importantes, más sin embargo debido al poco presupuesto que se recibirá durante esta administración me imagino por los recientes recortes presupuestales del gobierno federal y del Estado, se tiene que pensar muy bien dónde invertirlo de la mejor manera ya que la mayoría de los ciudadanos al trasladarnos utilizamos vías o arterias principales y tienen  que estar bien.  Esperemos pues que cuando tengan recursos disponibles se acuerden principalmente de la calle Porfirio Díaz, pues aunque no es una via rápida como otras importantes calles, siendo esta una calle demasiado céntrica, solo una de sus cuadras esta pavimentada y creo que merece lucir mejor en las dos cuadras más que la componen para orgullo de todos los que queremos a Sayula.

        ¿Y LA EXPROPIACION PETROLERA?

Por Arturo Fernández Ramírez

Durante muchos años en nuestro país se celebró con mucho patriotismo la llamada Expropiación Petrolera que tuvo a bien decretar el 18 de marzo de 1938 el entonces Presidente de la República Lázaro Cárdenas del Río.
Y no era para menos la celebración, ya que a través de esa expropiación, el petróleo retornaba a manos de los mexicanos, puesto que se encontraba concesionado a los extranjeros desde el Porfiriato.
Es decir, todos los beneficios que Porfirio Díaz otorgó a las empresas extranjeras con respecto a la explotación de nuestro petróleo, Lázaro Cárdenas las revocó logrando que este recurso natural volviera a ser de los mexicanos.
Y para una mayor seguridad, se consideró desde la Constitución Federal que la explotación del petróleo y sus derivados eran parte del desarrollo estratégico de nuestro país, justificándose así la intervención directa y exclusiva del Estado en esta materia.
Fue así como la paraestatal PEMEX, se convirtió en la principal fuente de la riqueza nacional al contribuir alrededor del 40% del Producto Interno Bruto, muy a pesar de también convertirse en la principal fuente de corrupción de nuestro país, ya que desde siempre los saqueos han estado a la orden del día, por lo que si ahora se le da mucha difusión al robo del combustible, en realidad no es algo nuevo porque lamentablemente durante muchos años esto se ha dado y lo peor de todo, con la complacencia de nuestras autoridades.
Sin embargo, nuestro gobierno federal en lugar de combatir a fondo la corrupción que permea a PEMEX para que tuviera recursos suficientes para reinvertir en su infraestructura que poco a poco se convirtió obsoleta, optó por privatizar nuestro petróleo permitiendo que así como en su momento lo hizo Porfirio Díaz, las empresas extranjeras puedan tener intervención en la explotación del recurso natural que durante décadas ha sostenido nuestra economía nacional.
En este año de 2016 se empezarán a ver los efectos de la privatización del petróleo, ya que empresas privadas empezarán a comercializar los derivados del petróleo, poniendo fin a lo que antes era facultad exclusiva del Estado a través de PEMEX.
Y contra todo lo que los voceros oficiales puedan seguir diciendo sobre la situación actual de nuestro petróleo, sigo sosteniendo que su privatización no era la mejor opción.
Por eso, la expropiación petrolera que durante décadas celebramos con patriotismo, ya no tiene razón de ser o al menos no como se venía haciendo, porque el gobierno de Peña Nieto la desapareció, pudiera seguir celebrándose pero con un sentido diferente, tomándola como símbolo de lucha para defender a nuestro petróleo de la corrupción, del saqueo y de las manos extranjeras que únicamente ven un negocio en la explotación de este recurso, pero no el desarrollo estratégico que México necesita, sobre todo cuando de su riqueza natural se trata. Pasando a otro tema:

              SE INCREMENTAN LOS ACCIDENTES VIALES
Aunque los periodos vacacionales son esperados con mucha ansia, algunos para descansar, otros para verse favorecidos con la derrama económica que se genera y otros más, en el caso precisamente de estas fechas religiosas, para reflexionar, lo cierto es que también son comunes los siniestros automovilísticos.
En efecto, las épocas de asueto aparte de caracterizarse por la gran afluencia de visitantes a los lugares más turísticos, también se distinguen por el alto número de accidentes carreteros que suceden, muchas de las veces con lamentables resultados.
Y para nuestra desgracia, este año no ha sido la excepción, ya que no obstante que propiamente no han concluido las vacaciones, todo hace indicar que los accidentes viales estuvieron a la orden del día y fueron a la alza (habría que esperar las cifras oficiales finales, pero al menos hasta el momento así se perciben los números).
Es cierto que nuestras autoridades en los tres niveles organizan cada año un operativo para de alguna forma disminuir los índices de accidentes. Y vemos en puntos estratégicos personal de auxilio.
Sin embargo y como suele suceder, pareciera que hace falta trabajar más en la prevención, es decir, considero que no es suficiente esperar cada año para llevar a cabo los respectivos operativos, sino que lo más conveniente sería trabajar en forma permanente durante todo el año.
Y claro está, la fase de la prevención no solo recae en las autoridades, sino también en nosotros como ciudadanos, quizá la mayor parte esté en nuestras manos porque al final de cuentas nosotros somos los que saturamos las carreteras en cada periodo vacacional y de igual forma, somos nosotros los que por negligencia o irresponsabilidad provocamos la mayoría de los accidentes, ya que son relativamente pocos los que ocurren de manera fortuita.
Es indudable que a todos nos conviene trabajar en la prevención, porque a nadie le agrada sufrir accidentes y mucho menos cuando los resultados son lamentables o irreparables.
De ahí la importancia de trabajar en la cultura de la prevención, de ahí la importancia cuidarnos antes de que ocurran los siniestros y no después cuando ya sufrimos un daño.
Ojala que todos pudiéramos no solo entender la trascendencia de la prevención, sino la necesidad de hacerlo en forma consciente, responsable y solidaria, porque solo así podrán disminuirse en forma considerable los accidentes viales y el alto índice de muertes que los mismos originan. O usted qué opina estimado lector. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com