martes, 2 de febrero de 2016

Especial para Horizontes...
El fenómeno del tráfico y consumo de drogas como algo exclusivo de nuestro tiempo
Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa 

El tráfico de drogas en México  y en el mundo es producto de la demanda de estupefacientes que en los últimos 50 años se ha  incrementado creando un mercado valorado en miles de millones de dólares; pero, ¿cómo se dio este incremento en la demanda pasando de ser mínima a los que hoy vemos en el mundo?  Antes de los años sesenta en el mundo occidental, solo entre artista e intelectuales, incluso en algunos sectores de la clase alta o aristócrata, se consumía cierto tipo de estimulantes, con fines recreacionales o en búsqueda de inspiración estética.
  Algunos de los poetas simbolistas de siglo XIX en Francia, tuvieron relaciones tormentosas con ciertas drogas derivadas del opio, incluso en la Inglaterra de comienzos de ese mismo siglo existían establecimientos donde ciertos sectores de científicos artistas asistían a fumar marihuana, tal  como hoy tenemos establecimientos donde se consume café, éste último también una droga, como el alcohol  cuyo romance con el hombre se remonta  a tiempos de los egipcios 3 mil o 4 mil años antes de Jesucristo, y quizás hasta más. Hay, dice José Agustín  escritor mexicano, una necesidad en el humano de salirse de la realidad cotidiana y la droga ha sido vía de escape consumiéndola con motivos religiosos o simplemente por placer.
   Sin embargo, como decíamos al inicio en las ultimas 5 décadas esta necesidad se incrementó, exponencialmente, no solo por el número de personas   que hoy existen en el planta, sino por factores que en este mismo periodo de tiempo se desarrollaron en la sociedades occidentales y que no se presentaban anteriormente. Resulta lógico pensar que la forma de producir y distribuir bienes en el sistema económico actual es el factor clave para respondernos esta cuestión, la droga es un producto más de la sociedad de consumo y el sistema de mercado, si  ilegal, pero que igual tiene una demanda y produce una importante renta o ganancia, el sistema lo asimila como un producto más, con personas que controlan el mercado, y productos financieros que lo apoyan y  expanden. Es la producción y tráfico de drogas no solamente un fenómeno social si no económico, derivado de las formas capitalistas producir riqueza: Toda necesidad, real o creada, tendrá que ser satisfecha a cambio de una ganancia.
    Esto nos lleva inferir, también que, el mercado de la droga como cualquier otro, puede ser creado y expendido mediante métodos básicos de mercadotecnia y todo lo que esto implica. La diferencia es que siendo un producto al margen de cualquier regulación, los métodos utilizados para crear consumidores cautivos del producto, no tiene límites ni reglas; por ejemplo, cualquier producto que se quiere posesionar de un mercado, debe potenciar una necesidad ya sea biológica básica, o psíquica relacionado con la complejidad de la existencia del hombre, algo que se puede estirar hasta sus necesidades espirituales o religiosas. Se crean íconos, símbolos, relaciones de símbolos y se teje una red alrededor del producto que llegue al mayor número de personas posibles. El hecho de que el fenómeno social que nos ocupa, naciera en los años setenta y no antes en la historia del capitalismo  occidental, está profundamente relacionado con las dos primeras guerras mundiales y la devastación de Europa particularmente a finales de los años treinta y primera mitad de los cuarenta del siglo pasado.
    La crisis existencial de las generaciones posteriores a la segunda guerra mundial y en medio de una guerra fría entre la URSS y EU, fueron no solo el mercado perfecto, sino una bomba de tiempo para el poder que logró, éste, desactivar para que el capitalismo con sus mitos se desarrollara a los niveles que hoy conocemos. Esto no quiere decir que en los países, entonces llamados del este, este fenómeno no se diera, también se daba, pero la moral política del comunismo le impedía utilizar tal método capitalista de control de masas. La frustración, la falta de sentido en la existencia de las personas que vivían el mundo perfecto de la post guerra, el mundo "libre" pero frívolo e insustancial; crearon una necesidad y el mercado  la cubrió. Así de sencillo, sin reparar en nada excepto la ley de la oferta y la demanda al margen de controles, leyes o consideraciones por la salud social y particular de los individuos.
    El uso de drogas ilícitas hoy es global, su marginalidad legal permite que sea consumida por todas las clases sociales, géneros y edades en todos los países de los 5 continentes (Ya el "Chapo" lo dijo), cuya inserción en los procesos de globalización del sistema capitalista, produce en los ciudadanos de estos distintos países, la desesperanza clásica de la acumulación de la riqueza en pocas manos, acaparamiento de los recursos por unos cuantos y la dependencia de un sistema totalitario, omnipresente e impositivo de fórmulas falsas de la felicidad y el sentido de la vida. Como se ve no se reduce todo al mero hedonismo de una sociedad de consumo voraz e insensible.  Hay juegos políticos y económicos detrás de los miles de millones de dólares que produce el mercado de la droga en todo el mundo; pero ¿cómo empezó esto? ¿Qué pasó en los sesentas? Dejemos que sea un contemporáneo de esa generación en México el que nos platique de ello:
   "México  es un país abundante de plantas de poder, también llamadas plantas mágicas, sagradas, alucinógenas, psicodélicas… En términos generales, se puede afirmar que los alucinógenos incrementan espectacularmente los sentidos y llevan a la conciencia hacia zonas de la psique que usualmente solo son accesibles mediante práctica que se llevan toda una vida o se dan bajo condiciones extraordinarias en la vida de los individuos. La vista adquiere una nitidez insólita, además que la mirada interior se abre a todo tipo de visiones, también se oye más y mucho mejor, por lo que escuchar música puede ser algo insólito… además , en cualquiera de los sentidos pueden ocurrir alucinaciones de ahí su nombre de alucinógenas…
    Al aumentar notablemente la función de lo sentidos se genera un incremento de la percepción y de la conciencia… Aldos Huexley investigo este fenómeno y concluyo que estas plantas de poder conducen a estados de la mente a los que solo llegan algunos santos occidentales y los grandes maestros orientales, lo que conocemos como éxtasis místico, iluminación, nirvana o satori…las platas de poder resultan un atajo  que ahorra muchos años en el reconociendo y control del alma o espíritu, en cierta forma esto mismo les sucede a quienes consumen estas plantas, por puro hedonismo. curiosidad o incluso con las mejores intenciones, pero sin los conocimientos necesarios, como son los ritos tradicionales que los pueblos antiguos requerida para su consumo…Paracelso decía de la mariguana, y que es válido para cualquier alucinógeno: su efecto depende del sitio, la compañía, la edad, la cultura, la educación, la sensibilidad y especialmente dela intención de quien la consume…
    Si alguien busca obtener experiencias religiosas, adivinatorias o el conocimiento de sí mismo con su consumo, quizás pueda lograrlo, pero también es cierto que si el sujeto quiere estupidizarce o autodestruirse, probablemente eso sea lo que obtenga…los alucinógenos se diferencian de las demás drogas en cuanto a que no generan una adicción física ni psicológica, pues salvo la mariguana, su potencia es tal que difícilmente se consume con frecuencia excesiva…esto mismo evita que tales sustancia se utilicen como formas de escapar de la realidad, ya que los alucinógenos llevan a enfrentar una realidad interna y externa, que son caras de las misma moneda…El doctor Andrew T Weil sintetizo bien lo que otros pensadores, científicos y artistas han argumentado: "El deseo de alterar periódicamente la conciencia es un impulso innato, normal, análogo al hombre…" El ser humano requiere de romper con la percepción habitual y descubrir que en su interior hay puertas maravillosas que conducen a una realidad más trascendente, que todo lo abarca y que ofrece un sentido distinto, más profundo y humano de la vida. Precisamente esa necesidad bilógica innata es la que ha llevado a los seres humanos en todos los tiempos a tratar de modificar su percepción ordinaria de innumerables maneras para tener atisbos de lo que no es aparente en las cosas y en  uno mismo. Esto no es cosa fácil, mientras más cerca se halla el hombre de la vida inconsciente más protegido se siente…"
   Como se puede leer en esto que escribe José Agustín, su generación andaba en búsqueda de una revolución del pensamiento, de mundos nuevos y más humanos, lo veían en ese tiempo como parte de la naturaleza del hombre el evadirse de una realidad frustrante y hasta amenazante pero para buscar nuevas formas de recrearla, nuevas y más humanas formas de informar la realidad. Las actuales generaciones, solo buscan la evasión por la evasión, el placer que las drogas otorgan por este mismo, y en un mundo donde el egoísmo es regla, la búsqueda del bien común esta exorcizada, y así los fines del capitalismo, el lucro y la ganancia, encontraron su nicho de mercado y lo trabajaron hasta donde ahora alcanzamos a mirar. El consumo puramente  hedonista de las drogas hoy en día, tiene efectos secundarios como la violencia exacerbada y las distintas consecuencias nocivas a la sociedad, al hombre, a la humanidad. Tomada la imagen  del artista maldito del siglo XIX, cuyo romanticismo lo confrontaba de forma violenta con la sociedad organizada a la que pertenecía, el consumo de drogas no solo ya no tiene que ver con la expansión de la conciencia social y particular, sino que se vuelve un medio, una herramienta para auto destruirse y destruir la sociedad, en una especie de suicidio heroico en el mundo del individualismo. Ya no es una herramienta social para la búsqueda del sentido cultural que teje la red de lo existente puramente humano, no es más una forma de comunicarse con la naturaleza para pedir su ayuda o benevolencia. El adicto es un ser oscuro auto destructivo y violento que reniega de la sociedad, no en nombre de una mejor forma de organización, más justa, más humana o más feliz,  sino en nombre del individualismo insensible. El margen que separa la práctica de la producción, distribución y venta de enervantes, de las leyes, convierte a los traficantes y hasta algunos productores en otros seres oscuros e insensibles cuyo fin es igual de egoísta e individualista. Estos neo piratas o forajidos cierran la pinza de fascinación que nos atrapa en nuestro impulso romántico de lo prohibido. De allí que el tráfico y consumo masivo y global de drogas sea un fenómeno exclusivo de nuestro tiempo. La lógica nos dice que, solo acabando con el sistema que creo el tráfico y masifico el consumo de drogas, se puede acabar con este mal social, cuya raíz no está en una auténtica necesidad humana, sino en intereses  mezquinos y malvados de unos cuantos que se enriquecen enormemente explotando una necesidad falsa que crearon irresponsablemente, y que lamentablemente hoy pesa en todo el planeta, económica, financiera, social y culturalmente, y que nos lleva por el camino de la barbarie.